El Cáñamo como limpiador de restos nucleares.

El Cáñamo como limpiador de restos nucleares.

Ante desastres como estos toda ayuda es poca y escasos son los recursos para ayudar al medio ambiente. Sin embargo, numerosas investigaciones y diversos sucesos a lo largo de los años han demostrado que esta planta tiene un poder casi único que solo comparte con otras como el maíz o el girasol: es capaz de quitar la contaminación de suelo, agua y aire descomponiendo y eliminando elementos químicos tóxicos y casi mortales para el ser humano. Se convierte en el vegetal que puede ayudar al hombre a seguir viviendo cuando lo artificial arrasa con lo natural.


Muchas plantas, por medio de lo que se conoce como fitorremediación, tienen la capacidad de limpiar el suelo, depurar las aguas residuales y restaurar el equilibrio del aire contaminado. Esta cualidad se convierte en una facultad indispensable para el mantenimiento del medio ambiente en situaciones normales y se hace más que necesaria cuando algún factor externo y dañino pone en peligro la salud del entorno que nos rodea.
Algunos vegetales son muy eficaces a la hora de desempeñar este proceso. El cáñamo es uno de los más cualificados. En 2012, un estudio rumano descubrió que su capacidad de absorber diferentes elementos dependía de la variedad del cáñamo. Un estudio chino de un año antes, en cambio, determinaba que todas sus variantes tienen la misma capacidad de absorber y acumular grandes cantidades de elementos, como el cadmio en suelo.
Si bien no es recomendable plantarlo en sitios tan contaminados cuando quiere destinarse a uso alimentario, es muy adecuado hacerlo en ellos cuando se pretende limpiar esos lugares. Las investigaciones han descubierto que la planta es capaz de absorber la radiación, los metales pesados y otras toxinas provocadas por la acción del hombre. No obstante, también puede utilizarse para limpiar todo tipo de residuos nucleares, desde metales a pesticidas, disolventes, explosivos, petróleo crudo, hidrocarburos y toxinas de vertederos.
Las posibilidades de esta planta se han convertido en heroínas de tragedias nucleares como la de Chernóbil y podrían aprovecharse, también, en otras como la de Fukushima. Precisamente poco después del desastre de 1986 se descubrió que algunos vegetales como el cáñamo se iban a convertir en los únicos capaces de ayudar en los procesos de limpieza de un lugar donde el hombre se expone a graves peligros.
Fue en 1989 cuando el Gobierno soviético pudo evaluar de forma completa la situación de la zona de exclusión de 30 kilómetros que rodea la central afectada. Comprobaron que tenía altas concentraciones de metales como el yodo, el cesio-137 y el estroncio-90, así como plutonio encontrado no solo en suelo y plantas sino también en animales. En ese momento comenzaron las tareas de fitorremediación con maíz, para eliminar, además de los nombrados, el cromo, el plomo, el cobre y el níquel.
Al vegetal le siguió el girasol y, ya en 1996, el propio cáñamo. Con la colaboración de productores y del Instituto de Cultivos de Ucrania, las autoridades impulsaron una plantación de cáñamo industrial rico en fibra y bajo en psicoactividad destinada de forma exclusiva a desintoxicar la zona lo máximo posible.
Este se convirtió en uno de los proyectos más importantes del país. En ese momento, Slavik Dushenkov, científico e investigador en Phytotech (una organización responsable del cultivo de esta planta), declaró que se empezaba a demostrar que este era el vegetal más provechoso para ayudar en desastres nucleares. El cannabis ha estado creciendo durante 10 años en las proximidades de la central nuclear ucraniana. Según los expertos, la reducción de la toxicidad del suelo es notable.
Cerca de allí, en Bielorrusia, una gran parte de la zona rural del país ha sufrido los estragos de la contaminación, por lo que las autoridades han decidido llevar cáñamo para que ayude a limpiar el suelo. Su intención viene motivada por el ejemplo de su vecino y por un estudio propio impulsado en 2009 y con el que analizaron las propiedades de la planta.
Con la crisis de Fukushima Japón también está considerando utilizar el cultivo para ayudar a las tareas de recuperación del ecosistema. Sin embargo y debido a la Ley de Control de Cannabis, el cáñamo solo puede ser cultivado bajo una licencia que suele ser difícil de obtener. El escritor japonés Masaru Emoto, gran estudioso de la naturaleza, ha defendido el valor de esta planta y está casi seguro de que unas amplias plantaciones erradicarán por completo las radiaciones nocivas de lugares como este.
También son muchos los que piensan que el cultivo de este vegetal en zonas estratégicas debería ser una decisión primordial de cualquier Gobierno, aunque especialmente de los estadounidense y canadiense, puesto que los residuos radiactivos de Fukushima empiezan a llegar a algunas regiones de América. Solo en Estados Unidos hay alrededor de 30.000 sitios que necesitan ser reparados por esta vía, aunque las restricciones de cultivo de cáñamo en el país impiden cualquier operación a gran escala.
Más allá de esto, muchos agricultores también cultivan esta planta a modo de cultivo de rotación y junto al resto de sus producciones para evitar parásitos y para no utilizar pesticidas ni disolventes innecesarios. De alguna forma el vegetal estabiliza la zona y actúa como un filtro al descomponer la materia contaminante después de absorberla.
Ahora se sabe que el cáñamo no solo limpia con potencia los restos de sustancias químicas dañinas y tóxicas del suelo. Según un estudio del Instituto Polaco de Fibras Naturales publicado en 1995, aproximadamente el 75 % de la planta sigue conservando sus características como al principio del proceso, por lo que puede reutilizarse para otras aplicaciones. Los investigadores analizaron distintos tipos de plantas de cannabis afgano para comprobar qué niveles de metales pesados eran capaces de soportar. Aseguraron que después de su trabajo en una catástrofe nuclear, de estas plantas se pueden seguir aprovechando los tallos y las semillas. En Ucrania, por su parte, una vez finalice su función, será transformado en etanol para usarse como biocombustible.
Esto no es más que una nueva prueba que demuestra los innumerables beneficios de plantas como el cáñamo, que muchas veces quedan en el olvido y que, otras muchas, se encuentran prohibidas en diversos países. Un vegetal tan natural como este, que además ayuda a recuperar el equilibrio de ecosistemas que han sido sometidos a muy negativos impactos, debería ser cuidado, defendido y venerado de una punta a otra del planeta. Él nos lo agradecerá. Los hombres, que a veces se olvidan de que forman parte de la naturaleza, también deberían hacerlo.
Fuente: LAMOTA

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